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Breve manual de pensamiento crítico

junio 01, 2010

Sobre la participación y representación 3: en la sociedad y las organizaciones 3

Sobre la participación y representación 3: en la sociedad y las organizaciones
Por Francisco Martínez Alas. (2010)

3 Sobre el modo de participar

a) El voto y la votación: En mi opinión hay tres modos principales de participar. El primero de ellos es el de la votación. Cuando otorgamos nuestro voto, por cualquiera de los medios y mecanismos admitidos y posibles que se establezcan en un proceso específico de votación, estaremos participando. Cuando en un proceso de votación no damos nuestro voto, estamos expresando o demostrando nuestra posición, pero no estaremos participando. Se realiza una votación cuando se desea elegir a alguien para encomendarle una tarea o misión, o para que nos represente. También se vota cuando se desea tomar una decisión, como cuando se desea aprobar o desaprobar una moción o una petición, surgida entre los que votamos o propuesta por terceros, o escoger entre dos o más opciones posibles acerca de cualquier cosa.

Cuando votamos en nuestro propio nombre, con nuestra propia identidad, conforme a nuestra posición, ideas, anhelos o convicciones, entonces estamos otorgando nuestro voto personal, ya sea de apoyo o de rechazo. Nuestro voto cuenta y vale como el de cualquiera otro; pues, no tendría mucha lógica ni mucha justicia que los votos de unos tuviesen más peso que los de otros. Aunque sí es posible que unos puedan razonar y argumentar con mayor pericia su propio voto que otros, pero no por ello valen más, sólo tienen otro significado o podrían proveer información adicional al proceso de votación. Pero, también puede darse el caso de que se nos permita votar en representación de otro, de quien nos ha dado una credencial auténtica y voluntaria para que lo representemos en una votación. También, en este caso, quien representa a otro debe votar conforme a las instrucciones y la voluntad del representado. A menos que, el representado nos haya autorizado a tomar la decisión de votar conforme nuestra voluntad y criterio e ignorar el suyo.

En grupos pequeños y cuando se trata de elecciones o votaciones no tan formales, o para efectuar decisiones sencillas, podría bastar que los presentes levanten la mano o hagan alguna otra clase de señal convenida para expresar aprobación o denegación. Luego, uno o varios pueden realizar la cuenta de cuantas manos levantadas hay o de cuantas otras señales o distintivos se están mostrando. La decisión se tomará conforme la mayoría simple de aquellos que levantaron su mano para responder sobre una pregunta o petición, que equivale casi como un simple “no” o un “sí”.

Debe establecerse un procedimiento para consultar, contar y compilar cada participación de los miembros de un grupo, asociación o comunidad, en una votación. Una manera podría ser, preguntar verbalmente uno a uno en privado, o en público ante un pequeño grupo de testigos, o ante la presencia de todos, y registrar en algún soporte o mecanismo, o copiar el voto o el comentario de quien participa. Uno de los métodos más comunes es hacer que la persona marque o escriba en una papeleta, diseñada e impresa para tal fin, su voto para una persona o para una proposición. Terminado el proceso se cuentan los votos que recibe cada opción, y se descartan las papeletas dudosas y las dañadas. Por regla general, a quien recibe más votos que los demás, y de preferencia más de la mitad de los votos hechos, es quien se hace acreedor de la posición de ganador. Convertirse en ganador de un proceso significa recibir la confianza y la asignación de todos los que participan en el proceso para llevar a cabo funciones tanto de coordinación como de representación. De igual manera, la propuesta que resulta ganadora es a la que se le dará seguimiento y se le asignarán recursos para su ejecución, porque su realización representa la voluntad y el anhelo de los participantes.

Cuando se trata de hacer elecciones en las que interviene la sociedad entera, y ya no de un grupo, como es el caso de los procesos electorales para elegir gobernantes, cuerpos legislativos y a algunos funcionarios específicos que no son designados por los jefes de estado, se determina que algunos pueden ejercer su derecho a votar, común y preferentemente por ser reconocida su adultez. Categoría que según la ley de cada nación se adquiere ya sea desde los dieciséis años de edad, a los dieciocho o talvez un poco más. Sólo bajo algunas circunstancias, las personas pierden su derecho a participar como votantes en elecciones de carácter político. Tales procesos electorales son organizados, operados, convocados y supervisados por una entidad gubernamental específica y relativamente autónoma. Tal es el organismo o concejo que organiza las elecciones, y asistir a votar en los puestos de votación y votar correctamente es un modo de participar, con la certeza de confiar y confiando en que todo el proceso es correcto, íntegro, diáfano y fluido.

Ahora bien, cuando se participa con el voto en procesos electorales o en consultas públicas, o en referendos, que son procesos parecidos pero no iguales, cada individuo ciudadano llega a votar para elegir a una o varias personas para que ocupen un cargo público de gobernante, legislador, concejal o miembro de un tribunal, magistratura u otro instituto equivalente. Cuando se trata de elecciones para cuerpos legislativos, parlamentos y sus cámaras, concejos de gobierno local, no siempre el sistema electoral vigente en algunas naciones permite a sus electores elegir real y directamente a las personas que compondrán tales instituciones; sino solo a los partidos políticos que poseen listas de candidatos en un cierto orden, y según los resultados de las elecciones son los partidos los que deciden el orden de prioridad que tiene cada uno de los que están inscritos en esa lista. De manera que, al votar, lo que se hace es autorizar a un partido político a colocar a uno de sus miembros en un cargo.

Pero, aun cuando se trata de elecciones de carácter nacional, no siempre se trata de elegir a personas para ciertos cargos o funciones, o a partidos políticos para que cumplan con determinadas funciones, sino que también se puede acudir a votar por propuestas que hacen los gobernantes, propuestas que se refieren a situaciones específicas.

Si no recuerdo mal, los sistemas de votación típicos son los siguientes: 1) elegir una de dos opciones; opciones que son mutuamente excluyentes, y que no permiten otra cosa que elegir entre un “sí” o un “no”, un “a favor” o en “contra”, o entre “esto” o “aquello”, pero sin poder opinar más, o considerar el alcance real y total de las consecuencias y derivaciones de tal elección; 2) otra posibilidad es la de escoger entre varias opciones, en donde talvez las dos opciones extremas sean mutuamente excluyentes, pero las de enmedio se alejan de los extremos poco a poco y al mismo tiempo se acercan al justo medio cuando el total de las opciones es impar; o sino, significan alternativas, todas relacionadas entre sí y variantes de una posición similar pero que incorporan un factor clave distintivo cada una; 3) también se puede votar al poder escoger uno de varios criterios, argumentos o apelaciones, que son distintas entre sí en cuanto alcance, posición y consecuencias, y que reflejan la adscripción y las intenciones de sus creadores y proponentes; y por último, 4) el voto razonado o argumentado, que se basa en elegir entre o dos o más opciones, pero también con la oportunidad y posibilidad de que el votante y participante pueda agregar y exponer sus razones y justificaciones con su voto; así, el grupo, concejo o entidad que toma la decisión final, debe incluir todos los argumentos o una síntesis de las concurrencias y divergencias que se den. Sin duda, debe haber otros modos de elegir, más complejos, más incluyentes, y hasta más participativos, pero, por ahora menciono solo esos.

Ahora bien, gracias a las tecnologías de información, en lugar de votar por medio de papeletas a marcar, se puede hacerlo por medio de un sistema informático. Imagino un sistema que permita colocar además de la información básica (como decir, el nombre y foto del candidato en cuestión, y su afiliación partidaria), otros datos que sean pertinentes para el evento en el que se está participando. O, si se trata de votar por propuestas, toda la información adicional que le pueda o pudiera ayudar al elector participante a decidir mejor por una opción o por otra, o por varias si la ocasión y el sistema lo permiten. Se da por sentado que tal sistema debe contar con todas las medidas de seguridad pertinentes, como la autenticación y encriptación entre otros mecanismos. Si se cuenta con los programas de computadora especializados, la amplitud en la conectividad y acceso a equipos o a centros de cómputo suficientes y adecuados, entonces, hasta se puede habilitar la votación remota por medio de internet. Además, escoger en un sistema así, cuando se trata de una votación institucional, al interior –por ejemplo- de un cuerpo legislativo o de una asamblea de una entidad privada o pública, con o sin fines de lucro, y si los reglamentos y leyes lo permiten, además del cómputo de votos a favor o en contra, o por tal o cual opción, se podría registrar otros datos demográficos, o tanto cualitativos como cuatitativos de los electores y del proceso mismo de votación y almacenar todo eso en una base de datos, de la que luego se pueden extraer y generar interesantísimos reportes que permitan contemplar y estudiar el proceso participativo y de escogitación desde múltiples enfoques, factores y aspectos.

mayo 01, 2010

Sobre la participación y representación 2: en la sociedad y las organizaciones

Sobre la participación y representación 2: en la sociedad y las organizaciones
Por Francisco Martínez Alas. (Enero - Mayo 2010)

2 Sobre quien participa
 
a) Individuos que participan: A veces participamos como individuos, es decir, nos hacemos presentes y expresamos nuestra opinión, explanamos nuestra argumentación, manifestamos lo que sentimos, o otorgamos nuestro voto, sin pretender representar a nadie o sin actuar como parte de algún colectivo. Cada persona particular puede hacer tal cosa, usando el modo y manera más adecuado para el propósito buscado o querido, y debería tener derecho a participar o, en su defecto, a abstenerse de hacerlo. Aunque el acto de abstenerse pueda ser considerado como una manera de manifestar tácitamente lo opinión o posición, se puede prestar a mal uso, a malos entendidos, porque en realidad no se puede conocer qué es lo que el otro piensa o siente. Quien ni expresa ni actua hace una participación demasiado pasiva e inefectiva, que no se puede valorar ni medir como corresponde. Es por ello que no todos los medios son válidos y adecuados para expresarse y para participar si se persigue una finalidad y un impacto específicos. La participación real y efectiva es aquella que recurre a la expresión y manifestación de las ideas y sentimientos por medio argumentos y actos o gestos que contribuyen a la consecución de los fines dentro de ciertas reglas.

Otro factor importante a considerar, medir y evaluar es la conformidad o adecuación que la participación individual tiene con respecto a ciertas clases y en el marco de ciertas capacidades. Con lo de las clases, a lo que me refiero es a que todos los individuos poseemos ciertas características o conjunto de características o notas que nos son inherentes (aunque hayan ido siendo adquiridas a lo largo del tiempo), que en parte nos distinguen, y tales características afectarán y moldearán nuestras actitudes, nuestras creencias y certezas, nuestro modo de expresarnos y nuestras expectativas en una circunstancia dada. Además, cuando participamos como individuos lo hacemos desde cierta posición relativa a accidentes de nuestra persona, tales como la edad, el género, la ocupación, la situación, el estado, y la ubicación espacial o geográfica. Además, los datos de nuestra persona, demográficos y etnográficos, registrados y archivados, constituyen un insumo importante e indispensable para la evaluación y tabulación de quienes son los que participan o participaron en un evento cualquiera.

Para participar mejor se requiere haber adquirido o perfeccionado ciertas capacidades, y por ello son tan importantes los mecanismos para la construcción de capacidad en los individuos, grupos organizados, comunidades e instituciones que ciertas organizaciones promueven. Así, quien tenga interés y voluntad en participar activamente deberá identifcar, adquirir, adaptar y apropiarse de ciertas destrezas, competencias y conocimientos que le permitan actuar como un agente de opinión y transformador de situaciones, cuyo aporte individual producirá un impacto positivo y adecuado a las circunstancias.

b) Grupos y colectivos que participan: Además de la participación individual, existe la participación grupal. Llamo así a aquella en la cual un grupo de personas o de organizaciones ocupa un lugar efectivo en un mecanismo de consulta o de decisión colectiva convocado o establecido para una cierta finalidad. El grupo que participa, puede ser una organización formal, o bien tratarse de una comitiva informal. En ambos casos, la organización o el grupo, de alguna manera representa la posición o las aspiraciones, permanentes o circunstanciales, de sus miembros y colaboradores. Y en ambos casos, el grupo o la organización eligirá a una o varias personas para que actúen como sus representantes y sus voceros ante las instancias de participación que hayan.

Para que una organización que representa o incluye a grupos de personas, entidades, instituciones o empresas pueda participar, como dije antes, se requiere que exista una instancia de participación. En tal caso, cuando la organización participa, lo hace por medio sus representantes legítimos o delegados para tal efecto, o por medio de quienes fungen como voceros oficiales de ella. Pero, en otras circunstancias, las organizaciones pueden solo expresar su posición u opinión por medio de sus oficinas de relaciones públicas o de sus representantes legales, utilizando los diversos medios y canales que existen para comunicar y divulgar tales ideas, argumentos o apelaciones.

Ciertos sectores sociales o económicos, por ejemplo empresas y empresarios de una misma actividad industrial o de varias relacionadas, los habitantes de una misma zona o comunidad, o ciertos gremios de ocupaciones y profesiones, pueden constituirse como organizaciones o asociaciones formales, y actuar y manifestarse en cuanto tales ante ciertas circunstancias y eventos que ocurren en la vida social y política, o bien para formar parte de entidades consultivas convocadas por los gobiernos u otras estructuras sociales con capacidad de convocatoria. Así, cuando se han formado organizaciones con afinidad económica, social, cultural, ideológica, étnica, religiosa y cualquiera otra que actúan bajo una denominación institucional, pueden pasar a formar parte, de manera temporal o con cierta permanencia, en los mecanismos de participación y consulta. También las organizaciones o asociaciones pueden asociarse a otras similares y formar confederaciones de varias organizaciones afines, y participar o manifestarse como tales y actuar como representantes y voceros de sus organizaciones miembros en aquellas mismas o parecidas instancias.

Es muy importante que los gobiernos, u otras organizaciones privadas o no lucrativas, constituyan un registro lo más amplio e inclusivo posible de las organizaciones y asociaciones de la sociedad civil y de los sectores económicos, asi como de los movimientos sociales y comunitarios, no con el fin de ejercer un control sobre ellos, sino de poseer un banco de conocimiento sobre el hacer y la participación de tales entidades y grupos en la transformación social, la creación de saberes y el apoyo a conjuntos humanos y a otras causas sociales, culturales y ambientales. Tal registro o base de datos, debe ser difundido tanto por medios impresos o centros de referencia, como por medios electrónicos e interactivos, como en el caso de constituirse como un portal en internet, y debe poder ser consultado libremente por toda la población y desde otros países. Así, todas las organizaciones pueden hacen uso de diversos medios para exponer y divulgar sus objetivos, idearios, opiniones, sus reclamos y sus logros. Y de igual manera, tanto los gobiernos como otras entidades deben fomentar y fortalecer la creación, formación y el desarrollo institucional de tales organizaciones.

Por otra parte, el hecho de que grupos de personas se organicen para diseñar un plan de acción, ejecutar una serie de acciones de diverso tamaño e impacto, y manifestar o entregar a quien corresponda sus peticiones, posturas y reclamos, constituye también una muestra de participación colectiva.

Un colectivo o un movimiento social puede manifestar su presencia y su opinión mediante su participación en una marcha a lo largo de una vía, o cuando hace una asamblea pacífica en un lugar público como una plaza o frente a un edificio circunstancialmente emblemático (como una embajada, un edificio del gobierno o la sede de una empresa), la cual pudo haber sido convocada por diversos medios, pero gracias a un sólo o pocos motivos. Es importante mencionar que los colectivos, como algunos movimientos sociales, pueden ser un fragor temporal, que aparece como respuesta antes situaciones que causan alguna clase de conmoción de las multitudes, y solo demostrar adherencia a alguna otra organización formal u otros movimientos sociales, pero no llegar a constituirse en una institución estable. En algunos casos, tales manifestaciones son acompañadas con la presencia de alguna personalidad de influencia pública, o se instala un palco en el cual personajes públicos arengan a la multitud y ganan su aplauso o su apoyo. Además, es preciso hacer notar que sin importar el tamaño de la concentración de personas, esas personas de hecho representan solo el número que está ahí congregado y a nadie más; es decir, no son el “pueblo”, o la “nación” o la “ciudadanía” sino solamente una parte más o menos significativa de ello. En la medida que su número sea mayor, y los reclamos de su causa sean lógicos y justos, y su manifestación y expresión por medio de ovaciones y pancartas, sea mirada y recogida por tanto por los medios de comunicación y difusión, como por aquellos actores sociales y económicos con poder de decisión y acción, que tomen en consideración sus motivos, así valdrá y ganará peso su esfuerzo de reunirse y manifestarse.

Ahora bien, cuando se trata de un grupo organizado, sea formal o de carácter coyuntural, es importante considerar el significado y conformación de sus adhesiones y pertenencias. Todo colectivo organizado está constituido por miembros que desempeñan distintos roles y poseen una influencia y una participación disimil. Pues unos casi solo participarán de los beneficios de ser miembros de un cierto colectivo, sin aportar mucho al mismo, y otros participarán en conjunto y con compromiso en lo que sea necesario. Al margen de la estructura formal de la membresía, que establece distintas obligaciones y deberes, según la clase o tipo al cual el interesado se inscribe, unos miembros sólo se harán presentes en un acto, firmarán una lista, votarán ante una moción, o sentirán simpatía y empatía por lo que la organización hace o pretende hacer. Otros, en cambio, dictarán como líderes y otros serán ejecutores tanto de órdenes como de iniciativas propias. Además, la pertenencia a un grupo u organización no debe anular la posibilidad del disenso o del consenso parcial; pues debe darle espacio a las dudas, a las negociaciones, a los desacuerdos, a las expectativas y creencias. Y como es inevitable que los miembros tengan intereses propios al formar parte de un grupo, debe establecerse mecanismos para moderar y regular, conciliar y coordinar, los intereses colectivos con los individuales, sin perder la identidad y la finalidad que mueve a la organización. Talvez, lo ideal sería que todos los miembros de una organización votasen o se presentasen, sin excepción, en aquellos actos y acciones donde la organización, el colectivo, el grupo, el movimiento, necesita hacerse ver y escuchar.

marzo 18, 2010

Sobre la participación y representación 1: en la sociedad y las organizaciones 1

Sobre la participación y representación 1: en la sociedad y las organizaciones
Por Francisco Martínez Alas. (Enero - Mayo 2010)

1 Del fin de la participación

No voy a comenzar por intentar definir qué es la participación, o mejor dicho, qué es lo que yo entiendo por tal concepto, porque todo el presente ensayo tiene esa intención como trasfondo. De modo, que iniciaré más bien por tratar acerca de la finalidad que puede tener el participar. En mi opinión, pueden existen cuatro finalidades principales, que son la de rechazar algo, apoyar algo, sumarse a algo y de proponer algo que complementa a otra cosa. Es posible que existan otras finalidades, pero pienso que esas cuatro son más importantes que cualquiera otras.

a) Rechazar y protestar: Cuando no estamos de acuerdo con algo o nos digusta, sentimos rechazo hacia ello. Puede bastarnos con sentirlo y no decir nada, o hablar para nosotros mismos; o bien, podemos sentir también la necesidad de expresarlo y hablarlo. Pues, podemos expresar nuestro rechazo mediante algunos actos, aunque no digamos nada verbalmente. Ese rechazo puede ser pasivo, cuando nos basta, como decía hablar con nosotros mismos, o escribir algo para nosotros mismos, o comentarlo con alguien –alguien común y sin poder de decisión o acción al respecto- que tenemos cerca en ese momento, en el lugar donde nos encontremos. Pero, también podemos actuar y efectuar una protesta cuya finalidad sea la de expresar nuestro rechazo hacia aquello que rechazamos. El modo como expresemos nuestro rechazo podrá ser pacífico o violento. El grado de violencia que se ejerce puede ser mínimo, o mayor en diversos grados, según el impacto o el daño que nuestra actuación violenta produzca. Esa protesta de rechazo la podemos organizar nosotros, o adherirnos a la que otros organizaron antes. Sin embargo, no solo protestando podemos actuar cuando rechazamos algo; ya que también podemos promover una gestión o un proceso, o comunicar o publicar nuestra opinión y nuestra argumentación que expone nuestro rechazo. Entonces, la finalidad de participar rechazando algo con lo que no estamos de acuerdo o nos disgusta, será, precisamente, manifestar mediante gestos, actos, palabras, expresiones, escritos y otros medios, los motivos, reclamos y argumentos de nuestro rechazo.

Ahora, me surge una duda: ¿Si no compartimos nuestro rechazo en forma pública y en voz alta, o mediante actos visibles y efectivos ante otros, estaremos participando también? Intentaré responder eso más adelante. Pero, la finalidad de participar no solo y necesariamente pueder ser para rechazar, como veremos a continuación.

b) Apoyar: Así, otra finalidad de la participación puede ser demostrar o expresar nuestro apoyo a algo con lo que estamos de acuerdo y nos agrada. Al igual que en el caso anterior, pudiera ser que al conocer o percatarnos de algo que con lo que sentimos concordar o que quisiéramos apoyar, puede darse la situación de que pensemos a solas o hablemos con nosotros mismos y no se lo digamos a nadie más. En tal caso estaríamos apoyando de manera pasiva y tácita aquello. Pero también podemos apoyar algo y expresarlo de manera verbal, contándoselo o confesándoselo a alguien, o escribirlo y mostrárselo a alguien o compartirlo con un reducido grupo de confianza. Ahora bien, si se comparte nuestra opinión, o posición, ya sea de manera escrita u oral, de manera que otras personas a quienes podemos no conocer, o a personas que tienen el poder y la facultad de hacer eventualmente algo con respecto a los que nosotros estamos expresando, nuesto apoyo deja de ser pasivo y se convierte en apoyo activo y explícito.

Si nuestro apoyo se torna activo, entonces nuestra finalidad será contribuir a que algo, un cambio o modificación suceda, o suscribir una propuesta formulada por otros, solo entonces estaríamos participando y ya no solo comunicando. Nuestro apoyo para cambiar o reformar algo será más efectivo si las personas o entidades que tienen capacidad de decisión y acción al menos se percatan de nuestra posición y de nuestros argumentos, y aún más si deciden tomarlos en cuenta para efectuar algún cambio.

Cabe la posibilidad de que cometamos alguna acción de manera violenta o relativamente agresiva para manifestar públicamente nuestro apoyo a algo y llamar la atención de otros. En principio, tengo la impresión de que el apoyo no se expresa o no se debería expresar usando la violencia, porque ello lo tornaría en un acto de rechazo. Creo que vale el esfuerzo de reflexionar sobre ello.

c) Sumar y complementar: No lo dijimos, pero asumimos que en los dos casos anteriores sólo manisfestamos apoyo o rechazo a cosas propuestas o establecidas por otros. Independientemente de que apoyemos o rechacemos tales propuestas, si al hacer el acto de apoyo o rechazo, también decidimos aportar elementos o argumentos, entonces nuestra participación en ese esfuerzo será para sumar o para complementar a lo que ya estaba acordado. Pero, es necesario que los otros estén dispuestos a aceptar que algo sea agregado a su trabajo, es decir, que nos permitan participar en el proyecto de otros, aunque en principio no se había contemplado que nosotros ibamos a aportar algo. Por ello, también es necesario que la persona o grupo de personas que deseen y busquen que su aporte sea incorporado al esfuerzo o propuesta de otro grupo, acepten y cumplan con los procedimientos establecidos por tal grupo para incorporar aportes de otros en sus programas, proyectos y propuestas. Aunque, si ya somos parte de un grupo que está trabajando en la elaboración de algo así como un plan o programa, un documento o una propuesta, es de esperarse que se considere que cada uno de los miembros del equipo de trabajo contribuyan o podrían contribuir en parte con sus ideas, argumentos, opiniones, datos y criterios, entre otros.

Ya que sumar significa, en este caso, el acto de agregar un elemento nuevo pero acorde con lo ya trabajado, y entonces nuestro aporte es precisamente eso, un elemento nuevo, no contemplado antes pero que tiene congruencia con lo que ya establecieron y acordaron otros, quienes están participando en un esfuerzo conjunto, entonces nuestra participación se sumaría o se sumará a tal esfuerzo, aun cuando tal esfuerzo pudiese operar muy bien y cumplir su propósito aun sin nuestro aporte agregado después. Cuando nuestro aporte significa algo adicional que enriquece y aumenta, y también encaja de manera congruente, con el proyecto o trabajo logrado de y por otros, entonces nuestra participación funcionará como un aporte complementario a lo ya trabajado por aquellos, y lo enriquecerá aportándole características y potencialidades nuevas. Es posible que lo complementario que se añade pudiera no ser estrictamente necesario, y por lo tanto pudiera no estar ahí, y de todas maneras el proyecto, la obra o el proceso de otros funcionar muy bien y cumplir su cometido. Es decir, el aporte complementario no es siempre la pieza que falta, pero sí es siempre una pieza que aumenta el potencial y efectividad de un proceso o esfuerzo logrado por otros.

d) Sugerir y proponer: Otra de las finalidades de la participación puede ser la hacer alguna sugerencia y expresarla ante otras personas o manifestarla ante un grupo que se ha reunido para un propósito particular, y donde se ha abierto un espacio para efectuar comentarios y hacer tales sugerencias. La o las personas que hacen la sugerencia, en principio, pueden no pretender otra cosa que expresar su opinión con respecto a algo que podría hacerse, o llamar la atención acerca de un problema que se ha detectado.

También, se puede perseguir el participar mediante el acto de proponer algo. El acto de proponer es un modo más activo y operativo del simple hecho de sugerir, y que no solo persigue hacer ver y oir, sino también contribuir mediante ideas, críticas y soluciones posibles, a la realización de un propósito. Así, puede darse el caso de que el acto de manifestar una sugerencia conlleve el anhelo de que tal sugerencia sea tomada en cuenta por las personas que convenga, y así se abra la posibilidad de que la oportunidad de participar se amplíe, y entonces los sugerentes puedan entrar a formar parte de un equipo de trabajo o comisión. Ahora bien, este proponer puede estar constituido por un aporte o una acción que no necesariamente amplie o complemente el trabajo o programa que otros están realizando –como en la situación del literal anterior-, pero sí, abre la posibilidad de iniciar una nueva acción o un nuevo proceso de discusión y de trabajo por una causa o propósito.

Así, la sola intención de sugerir o de proponer algo en el lugar adecuado y ante quien convenga es también una forma de participar cuyo fin ese mismo. De nuevo, nuestra participación como sugerentes y proponentes, será más efectiva si se la hacemos llegar a alguien con poder de decisión y acción, o al menos, logramos que se percate de la existencia de nuestro punto de vista. De esa manera, nuestro tanto nuestro empeño como nuestro anhelo de participar con una finalidad cualquiera no se verá ignorado y luego olvidado.

diciembre 02, 2009

Cultura, filosofía de la cultura e interculturalidad 4

Cultura, filosofía de la cultura e interculturalidad 4
Una reflexión acompañada del pensamiento de Raúl Fornet Betancourt
Por Francisco Martínez Alas. (2007)

5. Conclusión
Sin pretender ser exhaustivo he expuesto algunos de los puntos más importantes del pensamiento de Fornet-Betancourt con respecto a los tres temas que me interesaba tratar: la cultura, la filosofía de la cultura y la filosofía intercultural. Lastimosamente gran parte de los escritos más recientes de Fornet-Betancourt están en alemán, una lengua no muy dominada aquí en nuestra región y que yo no conozco. Aunque me hubiese gustado consultar esos otros textos, para la elaboración de este trabajo me basé sólo en las publicaciones en español a los que tuve acceso en forma impresa o digital por medio de Internet. Menciono esto, no para justificar los alcances o posibles deficiencias de este trabajo, sino como demostración de que una de las barreras más impactactes para el diálogo intercultural es la lengua hablaba y escrita. No se puede obviar la necesidad de las traducciones, por imperfectas que éstas sean. Tampoco se puede obviar la necesidad de capturar y fijar en algún tipo de soporte impreso o legible por máquina (audio, video, imágen) los eventos del diálogo (como entrevistas, conferencias y congresos de filosofía), las formas culturales y de memoria histórica orales, o incluso parte de la memoria del patrimonio cultural intangible. De esa manera, aquellos que no podemos o no pudimos estar presentes en el diálogo, o no podemos entrar en contacto directo con otras "culturas" podremos tener acceso, en otra oportunidad, a parte de los contenidos del mismo. Si escribimos, discutimos o publicamos (impreso o digital) nuestras impresiones y comentarios a ello, de alguna manera entraremos a participar en ese diálogo intercultural, aunque no seamos filósofos de profesión.

Hecha esta observación, quiero pasar al otro punto de mis conclusiones. Luego de examinar y contrastar las opiniones de las fuentes consultadas, concluyo que la filosofía intercultural debe estar fundamentada en la antropología cultural y la filosofía de la cultura, las ciencias del lenguaje, de la información y comunicación, y la contextualización histórica. A continuación voy a explicar eso.

Habiendo comprendido y aceptado las limitaciones del concepto de "cultura", y tomándolo sólo como una categoría operativa para nuestro propósito de transformar interculturalmente la filosofía, partimos de que la antropología cultural le puede proporcionar a la filosofía intercultural un sustento de métodos, teorías, contextos y saberes (tal es el caso de la experiencia de Van Binsbergen), acercamientos presenciales a las culturas, o entre unas culturas y otras, y a los fenómenos culturales. Hemos visto que la filosofía de la cultura actual, viene a ser como una reflexión que re-elabora algunos de los conocimientos y de los materiales con los cuales trabaja la antropología cultural, pero desde otra perspectiva y trata de darles significado y sentido para el ser humano. La reflexión y los métodos de la historia -de nuevo, en una acepción más contemporánea- apoyan el proceso contextualización (tanto en lo relativo a los procesos culturales como a los cambios sociales) en el que insisten los pensadores de la filosofía intercultural. Tal como opina Wimmer, las "etnofilosofías", si se expresan en una sola lengua, tendrán poca audiencia; así que por ello se hace indispensable el rol de la traducción y de los polilogos, para ampliar el acceso a las todas las filosofías y a la producción cultural de los Otros. Además, se hace preciso divulgar por canales a los que la mayoría de estudiosos e interesados en los productos y discusiones de la filosofía intercultural pueda tener acceso. Por eso, considero importante el concurso de las disciplinas y técnicas (asi como tecnologías) relacionadas con la difusión y comunicación de informaciones y conocimiento, puesto que ellas le pueden dar un soporte de sistematización, almacenamiento y divulgación a las filosofías interculturales, para esa comunicación solidaria entre culturas, sin el cual, terminan siendo sólo foros exclusivos para ciertos participantes. Por ejemplo, la accesibilidad a los textos de los Congresos de Filosofía Intercultural que organiza Fornet-Betancourt es muy limitada: apenas si hay unas pocas menciones en Internet sobre esos congresos, no se publican las ponencias en la Red tampoco, y la mayor parte de los volúmenes impresos que se editan en Alemania, además de tener altos precios, no se traducen a otras lenguas, ni se distribuyen por los canales usuales de las publicaciones impresas.

Por último, aunque Fornet-Betancourt sostiene algunas reservas con respecto a las que él llama mono-disciplinas y que se les pone el "agregado" de intercultural, para llevar a la práctica la influencia en la vida cotidiana de la filosofía es preciso dar una perspectiva intercultural a algunos ámbitos de la vida cotidiana de las culturas: ejemplo de ello son las iniciativas de "diálogo entre civilizaciones" (que superan y se oponen a las ideologías multiculturalistas) de diversas organizaciones; a las ciencias de la comunicación y de educación intercultural (en las cuales tanto los antropólogos como los filósofos interculturales se apoyan también); de los esfuerzos por conocer, comprender y capturar los indigenous knowledge systems (IKS) en las que diversas organizaciones, movimientos sociales y grupos ya están trabajando; ya que todo ello puede contribuir a esa universalización descentrada y policéntrica que requiere la filosofía intercultural. Talvez, porque todo ello nos puede llevar después del filosofar y del dialogar intercultural, a la práctica de una ética intercultural (pero, este es tema para otra investigación).


Fig. 1. Esquema de la síntesis sobre la cual se basó este trabajo.

Notas
1 Véase Wim van Binsbergen, "‘Cultures do not exist’ Exploding self-evidences in the investigation of interculturality", 1999, archivo digital del capítulo 15 de Wim van Binsbergen, Intercultural Encounters: African and anthropological lessons towards a philosophy of interculturality, Berlin/Boston, LIT Verlag, 2003.
2 Véase Rudolf Brandner "The Situation of Philosophy Today and the Question of Interculturality", Lecture delivered at the Department of Philosophy, Delhi-University (India), November 1994.
3 Véase Gustavo Bueno, "La idea de cultura", pp. 9-17, en Joan B. Llinares y Nicolás Sánchez Durá, editores, Ensayos de Filosofía de la Cultura, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002.
4 Raúl Fornet Betancourt, "Aprender a filosofar desde el contexto del diálogo de las culturas", s.p., 1997, disponible en Internet en Http://www.ensayo.rom.uga.edu/critica/teoria/fornet/Fornet2.htm [visitado el 02.08.2007].
5 Véase David Sobrevilla, "Idea e historia de la filosofía de la cultura", en David Sobrevilla (ed.), Filosofía de la Cultura, Madrid, Trotta, 1998, p. 19; y Gustavo Bueno, "Espiritualismo y materialismo en filosofía de la cultura. Ciencia de la cultura y filosofía de la cultura", El Catoblepas - número 4 - junio 2002, disponible en Internet en www.rebelion.org [visitado el 02.08.2007].
6 Pieter Boele van Hensbroek: "Should Intercultural Philosophy take over from Anthropology in study of culture?", 2004, Groningen, University of Groningen, University Library Groning en http://irs.ub.rug.nl/ppn/277168864 [visitado el 06.02.2007].
7 Véase Sante Babolin, Producción de sentido: Filosofía de la cultura, Bogotá, San Pablo - Universidad Pedagógica Nacional, 2005, tr. de Germán Vargas Guillén, pp. 5-13.
8 David Sobrevilla, artículo citado, p. 19
9 Ricardo Lema, "Cultura, desarrollo y recreación: Bases teóricas para el desarrollo comunitario desde el tiempo libre", disponible en Internet en http://www.redcreacion.org/relareti/documentos/RLema2.html [visitado el 08.02.2007].
10 Raúl Fornet-Betancourt, "La fecundidad de la filosofía latinoamericana", p. 10 , archivo digital.
11 Raúl Fornet-Betancourt, "Supuestos, límites y alcances de la filosofía intercultural", s.f., archivo digital, p. 7.
12 Raul Fornet-Betancourt, Transformación intercultural de la filosofía, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2001, p. 226 y p. 232.
13 Claudio Esteva-Fabregat, "Procesos de aculturación y transculturación", p. 145-149, en en David Sobrevilla (ed.), Filosofía de la Cultura, Madrid, Trotta, 1998.
14 Raúl Fornet-Betancourt, "Interacción y asimetría entre las culturas en el contexto de la globalización", pp. 7-8, archivo digital.
15 Raúl Fornet-Betancourt, "La fecundidad de la filosofía latinoamericana", p. 18, archivo digital.
16 Raúl Fornet-Betancourt, "La fecundidad de la filosofía latinoamericana", p. 22, y "Supuestos, límites y alcances de la filosofía intercultural", p. 1, archivos digitales.
17 Raúl Fornet-Betancourt, "Lo Intercultural: El problema de su definición", s.f., archivo digital, p. 2.
18 Raúl Fornet-Betancourt, "Lo Intercultural: El problema de su definición", s.f., archivo digital, p. 4.
19 Véase Franz Martin Wimmer, "Filosofía Intercultural ¿Nueva disciplina o nueva orientación de la filosofía?", 2001, archivo digital.
20 Para una ampliación del concepto y del método del polilogo en Wimmer, véase su artículo "Intercultural Polylogues in Philosophy", 2006, archivo digital.
21 Franz Martin Wimmer, "Filosofía Intercultural ¿Nueva disciplina o nueva orientación de la filosofía?", 2001, archivo digital, p. 22.
22 Raúl Fornet-Betancourt, Tranformación intercultural de la filosofía, pp. 28-33.
23 Raúl Fornet-Betancourt: "Supuestos, límites y alcances de la filosofía intercultural", s.f., archivos digital.p. 1.
24 Raúl Fornet-Betancourt, Filosofar para nuestro tiempo en clave intercultural, Aachen, Wissenschaftsverlag Mainz, c2004, pp. 71-72.
25 Raúl Fornet-Betancourt, Transformación intercultural…, pp. 256-257.
26 Raúl Fornet-Betancourt, Transformación intercultural…, pp. 270-271.
27 Raúl Fornet-Betancourt, Filosofar para nuestro tiempo en clave intercultural, pp. 41-43.
28 Heinz Kimmerle "Dialogues as form of intercultural philosophy", 2002, p.1, archivo digital.
29 Raúl Fornet-Betancourt, Transformación intercultural…, pp. 39-43.
30 Raúl Fornet-Betancourt, Transformación intercultural…, p. 46.
31 Fornet-Betancourt, Raúl, "Supuestos, límites y alcances de la filosofía intercultural", s.f., archivo digital, p. 6.
32 Fornet-Betancourt, Raúl, "La fecundidad de la filosofía latinoamericana", s.f., archivo digital. p. 7.
33 Raúl Fornet-Betancourt, Transformación intercultural…, p. 281 y ss.

noviembre 22, 2009

Fastos y nefastos de filósofos y filosofías 5

Fastos y nefastos de filósofos y filosofías 5
Por Francisco Martínez Alas. Noviembre, 2009

La filosofía siempre me interesó. Aunque yo leía las obras filosóficas con el mismo método y espíritu que al leer obras literarias. Tardé muchos años en confirmar que tenía un interés más profundo en la filosofía y en decidirme a estudiar formalmente, durante unos años, una carrera de filosofía en una universidad. Y aunque aprecio mucho la filosofía, acostumbro bromear diciendo que la filosofía no sirve para nada. Pero, yo sé que eso no es verdad: la filosofía puede servir para muchas cosas, al aplicarla como método de reflexión, como fuente de inspiración, o como fundamento teórico.

Entonces, una tarea adicional a la que podemos dedicarnos es la de aplicar la filosofía. Sin duda, el lector y otros autores tienen otras propuestas sobre cómo y en qué aplicar la filosofía. Yo propongo algunas aquí, para cerrrar este ensayo.

En primer lugar, las ideas de los filósofos –especialmente las de aquellos que nos simpatizan o con quienes nos sentimos idenficados- pueden ayudar a moldear, configurar, informar o transformar nuestras opiniones y creencias, y hasta nuestras convicciones.

En segundo lugar, podemos incorporar ciertos principios o esquemas filosóficos a nuestro trabajo, sin importar la ocupación o profesión a la que nos dediquemos. Ya se trate de principios éticos, o de modelos de crítica o razonamiento, o categorías y clasificaciones, y otras ideas semejantes, todas pueden aportarnos una perspectiva y un derrotero más razonable y factible en nuestros programas y proyectos. Las filosofías de la ciencia y de la tecnología, así como la de la naturaleza y las propias de cada ciencia en particular, y la ética, serán aplicables aquí.

En tercer lugar, si algunas filosofías –como la antropología filosófica y la filosofía de la cultura- nos asisten en el conocimiento de nosotros mismos, o nos proporcionan criterios para la comprensión e identificación de los otros, de las otras personas, eso nos ayudará a relacionarnos y comunicarnos mejor con ellos, en términos y ejercicio del respeto y la tolerancia.

En cuarto lugar, las herramientas y métodos filosóficos, como las que se aprenden en el estudio y práctica de las disciplinas lógicas (especialmente la informal, que se refiere a la argumentación y las falacias), o las de comentario de textos y la hermenéutica, han de emplearse para analizar discursos y contenidos, de obras de todo tipo, textos diversos, opiniones ajenas y e informaciones de medios de comunicación.

En quinto lugar, las disciplinas como la ética, la consejería filosófica, la filosofía práctica, o ciertos textos u obras filosóficas en particular, como las que proporcionan consejos y recomendaciones para las situaciones de la vida cotidiana, o sobre como comportarnos, o sobre lo que se requiere para tener una buena vida, alcanzar cierto grado de serenidad y felicidad, o disponer de una cierta actitud, o hacer un uso discreto del tiempo, o para el goce y provecho de las artes y otros placeres y pasiones, serán de utilidad para nosotros y para quienes nos son próximos.

Para terminar, diré que es preciso, indispensable, que quien se dedica a las actividades filosóficas, debe fomentar la lectura de obras y textos sobre todas las disciplinas posibles, y la práctica de actividades que complementen y enriquezcan su experiencia de lo cotidiano, lo social y lo cultural.

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