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Breve manual de pensamiento crítico

marzo 18, 2010

Sobre la participación y representación 1: en la sociedad y las organizaciones 1

Sobre la participación y representación 1: en la sociedad y las organizaciones
Por Francisco Martínez Alas. (Enero - Mayo 2010)

1 Del fin de la participación

No voy a comenzar por intentar definir qué es la participación, o mejor dicho, qué es lo que yo entiendo por tal concepto, porque todo el presente ensayo tiene esa intención como trasfondo. De modo, que iniciaré más bien por tratar acerca de la finalidad que puede tener el participar. En mi opinión, pueden existen cuatro finalidades principales, que son la de rechazar algo, apoyar algo, sumarse a algo y de proponer algo que complementa a otra cosa. Es posible que existan otras finalidades, pero pienso que esas cuatro son más importantes que cualquiera otras.

a) Rechazar y protestar: Cuando no estamos de acuerdo con algo o nos digusta, sentimos rechazo hacia ello. Puede bastarnos con sentirlo y no decir nada, o hablar para nosotros mismos; o bien, podemos sentir también la necesidad de expresarlo y hablarlo. Pues, podemos expresar nuestro rechazo mediante algunos actos, aunque no digamos nada verbalmente. Ese rechazo puede ser pasivo, cuando nos basta, como decía hablar con nosotros mismos, o escribir algo para nosotros mismos, o comentarlo con alguien –alguien común y sin poder de decisión o acción al respecto- que tenemos cerca en ese momento, en el lugar donde nos encontremos. Pero, también podemos actuar y efectuar una protesta cuya finalidad sea la de expresar nuestro rechazo hacia aquello que rechazamos. El modo como expresemos nuestro rechazo podrá ser pacífico o violento. El grado de violencia que se ejerce puede ser mínimo, o mayor en diversos grados, según el impacto o el daño que nuestra actuación violenta produzca. Esa protesta de rechazo la podemos organizar nosotros, o adherirnos a la que otros organizaron antes. Sin embargo, no solo protestando podemos actuar cuando rechazamos algo; ya que también podemos promover una gestión o un proceso, o comunicar o publicar nuestra opinión y nuestra argumentación que expone nuestro rechazo. Entonces, la finalidad de participar rechazando algo con lo que no estamos de acuerdo o nos disgusta, será, precisamente, manifestar mediante gestos, actos, palabras, expresiones, escritos y otros medios, los motivos, reclamos y argumentos de nuestro rechazo.

Ahora, me surge una duda: ¿Si no compartimos nuestro rechazo en forma pública y en voz alta, o mediante actos visibles y efectivos ante otros, estaremos participando también? Intentaré responder eso más adelante. Pero, la finalidad de participar no solo y necesariamente pueder ser para rechazar, como veremos a continuación.

b) Apoyar: Así, otra finalidad de la participación puede ser demostrar o expresar nuestro apoyo a algo con lo que estamos de acuerdo y nos agrada. Al igual que en el caso anterior, pudiera ser que al conocer o percatarnos de algo que con lo que sentimos concordar o que quisiéramos apoyar, puede darse la situación de que pensemos a solas o hablemos con nosotros mismos y no se lo digamos a nadie más. En tal caso estaríamos apoyando de manera pasiva y tácita aquello. Pero también podemos apoyar algo y expresarlo de manera verbal, contándoselo o confesándoselo a alguien, o escribirlo y mostrárselo a alguien o compartirlo con un reducido grupo de confianza. Ahora bien, si se comparte nuestra opinión, o posición, ya sea de manera escrita u oral, de manera que otras personas a quienes podemos no conocer, o a personas que tienen el poder y la facultad de hacer eventualmente algo con respecto a los que nosotros estamos expresando, nuesto apoyo deja de ser pasivo y se convierte en apoyo activo y explícito.

Si nuestro apoyo se torna activo, entonces nuestra finalidad será contribuir a que algo, un cambio o modificación suceda, o suscribir una propuesta formulada por otros, solo entonces estaríamos participando y ya no solo comunicando. Nuestro apoyo para cambiar o reformar algo será más efectivo si las personas o entidades que tienen capacidad de decisión y acción al menos se percatan de nuestra posición y de nuestros argumentos, y aún más si deciden tomarlos en cuenta para efectuar algún cambio.

Cabe la posibilidad de que cometamos alguna acción de manera violenta o relativamente agresiva para manifestar públicamente nuestro apoyo a algo y llamar la atención de otros. En principio, tengo la impresión de que el apoyo no se expresa o no se debería expresar usando la violencia, porque ello lo tornaría en un acto de rechazo. Creo que vale el esfuerzo de reflexionar sobre ello.

c) Sumar y complementar: No lo dijimos, pero asumimos que en los dos casos anteriores sólo manisfestamos apoyo o rechazo a cosas propuestas o establecidas por otros. Independientemente de que apoyemos o rechacemos tales propuestas, si al hacer el acto de apoyo o rechazo, también decidimos aportar elementos o argumentos, entonces nuestra participación en ese esfuerzo será para sumar o para complementar a lo que ya estaba acordado. Pero, es necesario que los otros estén dispuestos a aceptar que algo sea agregado a su trabajo, es decir, que nos permitan participar en el proyecto de otros, aunque en principio no se había contemplado que nosotros ibamos a aportar algo. Por ello, también es necesario que la persona o grupo de personas que deseen y busquen que su aporte sea incorporado al esfuerzo o propuesta de otro grupo, acepten y cumplan con los procedimientos establecidos por tal grupo para incorporar aportes de otros en sus programas, proyectos y propuestas. Aunque, si ya somos parte de un grupo que está trabajando en la elaboración de algo así como un plan o programa, un documento o una propuesta, es de esperarse que se considere que cada uno de los miembros del equipo de trabajo contribuyan o podrían contribuir en parte con sus ideas, argumentos, opiniones, datos y criterios, entre otros.

Ya que sumar significa, en este caso, el acto de agregar un elemento nuevo pero acorde con lo ya trabajado, y entonces nuestro aporte es precisamente eso, un elemento nuevo, no contemplado antes pero que tiene congruencia con lo que ya establecieron y acordaron otros, quienes están participando en un esfuerzo conjunto, entonces nuestra participación se sumaría o se sumará a tal esfuerzo, aun cuando tal esfuerzo pudiese operar muy bien y cumplir su propósito aun sin nuestro aporte agregado después. Cuando nuestro aporte significa algo adicional que enriquece y aumenta, y también encaja de manera congruente, con el proyecto o trabajo logrado de y por otros, entonces nuestra participación funcionará como un aporte complementario a lo ya trabajado por aquellos, y lo enriquecerá aportándole características y potencialidades nuevas. Es posible que lo complementario que se añade pudiera no ser estrictamente necesario, y por lo tanto pudiera no estar ahí, y de todas maneras el proyecto, la obra o el proceso de otros funcionar muy bien y cumplir su cometido. Es decir, el aporte complementario no es siempre la pieza que falta, pero sí es siempre una pieza que aumenta el potencial y efectividad de un proceso o esfuerzo logrado por otros.

d) Sugerir y proponer: Otra de las finalidades de la participación puede ser la hacer alguna sugerencia y expresarla ante otras personas o manifestarla ante un grupo que se ha reunido para un propósito particular, y donde se ha abierto un espacio para efectuar comentarios y hacer tales sugerencias. La o las personas que hacen la sugerencia, en principio, pueden no pretender otra cosa que expresar su opinión con respecto a algo que podría hacerse, o llamar la atención acerca de un problema que se ha detectado.

También, se puede perseguir el participar mediante el acto de proponer algo. El acto de proponer es un modo más activo y operativo del simple hecho de sugerir, y que no solo persigue hacer ver y oir, sino también contribuir mediante ideas, críticas y soluciones posibles, a la realización de un propósito. Así, puede darse el caso de que el acto de manifestar una sugerencia conlleve el anhelo de que tal sugerencia sea tomada en cuenta por las personas que convenga, y así se abra la posibilidad de que la oportunidad de participar se amplíe, y entonces los sugerentes puedan entrar a formar parte de un equipo de trabajo o comisión. Ahora bien, este proponer puede estar constituido por un aporte o una acción que no necesariamente amplie o complemente el trabajo o programa que otros están realizando –como en la situación del literal anterior-, pero sí, abre la posibilidad de iniciar una nueva acción o un nuevo proceso de discusión y de trabajo por una causa o propósito.

Así, la sola intención de sugerir o de proponer algo en el lugar adecuado y ante quien convenga es también una forma de participar cuyo fin ese mismo. De nuevo, nuestra participación como sugerentes y proponentes, será más efectiva si se la hacemos llegar a alguien con poder de decisión y acción, o al menos, logramos que se percate de la existencia de nuestro punto de vista. De esa manera, nuestro tanto nuestro empeño como nuestro anhelo de participar con una finalidad cualquiera no se verá ignorado y luego olvidado.

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