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Breve manual de pensamiento crítico

diciembre 01, 2010

Sobre la participación y representación:en la sociedad y las organizaciones 6

Sobre la participación y representación: en la sociedad y las organizaciones 6
Por Francisco Martínez Alas. (2010)

3 Del modo de participar (continuación)

¿Cuántos participantes?- ¿Cuántas opiniones se requiere juntar y sumar para que la participación sea significativa o representativa? Para poder responder a esto, acá hay dos características sobre las que se debe ampliar un poco más: lo significativo y lo representativo. En primer lugar, está el caso de que sea significativa y representativa para y todos los miembros que son parte de una organización o grupo interesado. En donde, por un lado, está el criterio de que la participación mediante opiniones o expresión de lo que les atañe y afecta, sea significativa, lo cual es un aspecto ciertamente más cualitativo, que proceda de la consolidación de opiniones, criterios, demandas y aportes (pero esta consolidación no debe entendida como una simple suma o inventario de las mismas). En cambio, el critero de que sea representativa es un aspecto más cuantitativo, y se refiere al hecho de que la persona representante o el grupo de participantes se encuentre actuando como delegados, comisionados o voceros, y que además debe haber sido electo por una forma de mayoría reconocida. De cualquier manera, tanto para elegir a los representantes como para llegar a un acuerdo o consenso, debe haberse dado un proceso de elección y de consulta previos. Aunque, volveré a tratar este punto en un apartado posterior de este ensayo, ello tiene mucho que ver con el manejo de las relaciones entre y presiones de las mayorías ante las minorías, y de las minorías ante las mayorías.

En segundo lugar, ya que lo antedicho se refiere más bien al caso de una sola organización o de un grupo que se pone de acuerdo para hacer y decidir algo, e integrar o expresar su posición, es preciso hacer énfasis en que ninguna entidad, organización o grupo representa a toda la sociedad o la opinión de toda la población de una nación, región, zona o comunidad. Eso signfica que también se debe efectuar una evaluación de qué tan representativa –cuantitativa y cualitativamente- es la participación de tal grupo dentro de la población en general, y su sector, gremio, zona geográfica, y el conjunto de organizaciones equivalentes o posibles.

Asimismo, si existen propuestas y participaciones relacionadas o vinculadas, sobre un mismo caso o situación, o acerca de un mismo proceso decisorio o una misma línea de acciones a seguir, se debe realizar una consolidación teórica, sistemática, técnica y práctica de las propuestas o exigencias de todos los grupos participantes, y contrastarla con los efectos y consecuencias en los grupos o comunidades existentes aunque no estén participando. Así es cómo se sabrá con certeza de cuántas participaciones y cuántos participantes son necesarios.

Contribución a la solución y ejecución.- Ya mencioné que una de las manifestaciones y expresiones de la participación es la presentación de opiniones y propuestas para que se lleven a cabo ciertas acciones o se tomen ciertas decisiones con respecto a asuntos que le interesan a una nación, provincia, sector, organización, comunidad o un grupo de personas involucradas o afectadas; y otra, la de aportar criterios para evaluar y validar propuestas como ésas. Pero, un problema se solucionará, o una necesidad se subsanará si y solo se actúa, es decir, si las entidades correspondientes ejecutan programas o proyectos específicos para ello; y si se trata de procesos participativos, tales programas y proyectos deben estar conformes a todo lo discutido, negociado, consultado, consensuado y aprobado por las partes interesadas y afectadas.

Ahora bien, las entidades que fungen como autoridad, los grupos interesados, y los especialistas, consultores y consejeros proporcionan criterios válidos y viables, y toman las decisiones necesarias conforme el papel que les corresponda, pero en algunas ocasiones se requiere apoyos adicionales para responder al cómo de la solución a ejecutar. Es decir, que se trata de aportes que se suman a la decisión ya tomada, y ayudan a realizarla. Es acá donde aparecen las partes cooperantes y asociadas a la ejecución de programas y proyectos, cuya contribución consiste en alguna de las siguientes clases, a veces en forma combinada, y también constituye un modo de participación: a) Proporcionando recursos materiales y financieros a los ejecutores de los proyectos y a sus respectivos contratistas; b) colaborando mediante trabajo voluntario, el cual puede provenir de los miembros de la propia comunidad, de instituciones educativas, de otras organizaciones sin fines de lucro, o de visitantes extranjeros; c) facilitando asesoría y asistencia técnica por medio de expertos, especialistas y practicantes; d) brindando nuevos criterios que contribuirán a la amplitud y corrección del esfuerzo inicial y preparar etapas posteriores de las acciones que se ejecuten; y e) dando recursos adicionales para el mantenimiento, actualización, ampliación, replicación de las obras tangibles e intangibles resultantes de la ejecución de un proyecto.

Tales partes y contrapartes cooperantes, que participan en la ejecución de los programas y proyectos en tal rol, pueden ser organizaciones civiles o no lucrativas (como las fundaciones), organismos públicos del mismo gobierno, corporaciones publico privadas, organismos internacionales, agencias de cooperación de otros gobiernos y otras similares.

c)Expresión de necesidades: Poder expresar las necesidades que se tienen o se padecen, es otro modo posible de participar. Las sociedades, las instituciones y especialmente los gobiernos deben crear y mantener espacios para que las personas, tanto individualmente, como organizada o comunitariamente, expresen sus necesidades. No se trata, en este caso, tanto de que las personas y grupos ofrezcan planteamientos o formulen proyectos específicos para satisfacer tales necesidades, sino de cómo puedan manifestarlas con la confianza y seguridad de que habrá, en las entidades correspondientes, responsables y expertos que sabrán cómo solventarlas, o qué soluciones proponer a las poblaciones, y que logrados los consensos y rectificaciones que convengan, procederán a destinar recursos y acciones encaminadas a satisfecer aquellas necesidades.

Las necesidades de los humanos, tienen diferentes dimensiones, puesto que además de las que tenemos como seres vivos, parte de un ecosistema, están las esferas de necesidades conformadas y configuradas por los gustos y expectativas personales, como miembros de algún grupo, entidad o comunidad, y como ciudadanos de una nación o estado. Así es como, en primer lugar están las necesidades que se deben satisfacer para sustentar y reproducir la vida, pero no cualquiera en cualquier condición, sino una vida digna y con calidad. Y, no menos importante, por higiene y respeto, las necesidades para la muerte, para que sea digna y ocurra cuando debe ser y no antes, ni contra la voluntad del viviente; y para que, la situación post muerte, permita su justa y debida memoria y la disposición correcta de los despojos.

Existen también, otras dos dimensiones de las necesidades. Por un lado están las necesidades básicas, fundamentales, que no solo consisten en la satifacción de aquellas necesidades vitales del organismo vivo, y la provisión de bienes materiales para el sujeto social, sino también de las necesidades del individuo y de sus identidades, es decir aquellas necesidades intelectivas, afectivas, lúdicas, experienciales y otras, que alimentan su constitución, personalidad, carácter y temperamento. Y, por otro, están las necesidades, que se estructuran y complementan con las anteriores, y son aquellas que se vinculan con las esferas y entornos culturales, los que son múltiples, variantes, transitorios y de contornos y rasgos difusos, en los que habitamos, trabajamos, inventamos y actuamos.

Cómo y cuándo el individuo o varias personas expresan una necesidad, o cuando, las entidades se percatan de lo que los otros necesitamos, tanto como individuos, grupos, o comunidades, es en donde se manifiesta la participación y operan los mecanismos participativos para que tales necesidades se hagan patentes a otros, y ya no solo a los actores y padecientes. Y acá hay cuatro alternativas, no siempre excluyentes unas de otras: a) la realización de un proceso de observación sistemática y de una consulta a los ciudadanos o actores, en el sitio o a través del exámen de un sistema (de infraestructura, de relaciones sociales, comercial o de producción, por ejemplo), que se lleva a cabo del mismo modo que una investigación formal, con la participación de los involucrados; b) determinar las necesidades basándose en cálculos, a partir de lo que se considera fundamental e indispensable, reconocido tanto por las experiencias locales y del extranjero, como por la teoría, y que luego es sometido sometido a crítica y validación por la población que será beneficiada o se verá afectada (como cuando se trata de asuntos tales como el agua, el manejo del riesgo, el impacto ambiental, el transporte, la vivienda, el trabajo, los males sociales y otros); c) cuando lo que se trata es de ejecutar programas y planes impulsados por un cambio revolucionario, el cual parte tanto de una posición ideológica, como de una visión tecnocrática y de un involucramiento de los grupos sociales y las comunidades para intentar satisfacer ciertas necesidades consideradas prioritarias; y d) desarrollar capacidades individuales y grupales, en la población en general y en especial en las comunidades, para la participación social activa y proactiva, a la par que las políticas de los gobiernos nacionales y locales abren la posibilidad de que surjan iniciativas y propuestas entre la sociedad civil, que denotan acuerdos y consensos logrados, exigen soluciones, y tienen disposición para negociar razonablemente con autoridades, otras entidades, los propios miembros participantes y otras localidades.

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