Novedades

[ Ensayos en los que estoy trabajando ]
Breve manual de pensamiento crítico

febrero 21, 2011

Sobre apoyar y rechazar a ciertos autores 5

Sobre apoyar y rechazar a ciertos autores 5
Por Francisco Martínez Alas. (2010)

3 Tipos de texto

Existen diversas tipologías para clasificar documentos. Así, por ejemplo, en las ciencias de la documentación es común asignarle, en las bases de datos bibliográficas y catálogos, un código a cada documento que indica el tipo que le corresponde, según algunas de sus características físicas y de contenido, y en muchos casos, también a la sección o colección a la que pertenece. Algo similar ocurre en los archivos de documentos en oficinas y registros de toda índole. También existen los géneros literarios para clasificar la ficción, y los que se ocupan para clasificar textos y obras filosóficas o de carácter científico. ¿Cuáles son los criterios para establecer una clasificación de tipos de texto?, y depués, ¿cuáles son los criterios para colocar un texto en una de tales categorías o para etiquetarlo de una cierta manera? Los criterios, tanto para establecer clases como para ubicar algo en tales clases, pueden basarse en ciertas características físicas y de soporte, en el contenido predominante, en la finalidad de uso, o en restricciones de acceso al texto o documento. Si bien pueden existir diversas clasificaciones, y a veces se pone en duda la validez o universalidad de los géneros en la literatura ficcional, artística y científica, lo cierto es que tales clasificaciones tienen una utilidad operativa.
Como mi interés acá, es tratar acerca de cómo y porqué leemos un texto, obra o documento, o acerca de la recepción y reacción ante el mismo, propondré la clasificación que sigue y señalaré algunas de sus características, mencionaré su proceso de producción y algo más acerca de los modos de lectura posibles. Desde mi punto de vista, para el presente ensayo, existen diez categorías de tipo de texto: creativo, de ficción, personal o privado, manual técnico, científico-técnico,instrucciones, estudios de caso, divulgativo y noticioso, filosófico, y publicitario.

Texto creativo
Idear, preparar, elaborar y escribir textos con fines tales como los académicos, estéticos, literarios, publicitarios, científicos, divulgativos, reflexivos y expresivos, siempre requiere la presencia y la aplicación de la creatividad y la imaginación, además de otros elementos propicios que les correspondan. Pero, un texto creativo viene a ser uno cuyo propósito fundamental es manifestar un estado de ánimo, admiración, asombro, perplejidad o inspiración.

Un texto creativo, en cuanto a extensión, puede ser tan corto como una frase, o tan largo como varias páginas llenas a renglón seguido. Y en cuanto a su estilo o tipo, puede tener la forma de un poema, una carta, un párrafo, una colección de varios parágrafos, un mensaje de e-correo o una entrada (post) de un blog, y hasta llegar a conformar un ensayo. Aunque, también puede aparecer como una composición de palabras diseminadas con cierto propósito a través de una página, elaborado con algún tipo particular de letras, o ser una combinación de palabras, grafos e imágenes, formando un collage. Un texto creativo tiene una estructura distinta de la que tiene un artículo, una narración o un reporte, por ejemplo, al grado de que podría parecer que no tiene una estructura intencional, o que su autor no planeó darle una, porque de hecho, es una creación espontánea, sin otra finalidad que decir algo, que expresar o confesar sensaciones, estados de ánimo, o evocar impresiones o recuerdos, y otras emociones parecidas. El soporte donde se plasma el texto creativo puede ser el papel o un medio electrónico, aunque también puede expresarse en forma oral. Y, el tratamiento que su autor le da a tal soporte para que apoye y complemente su propósito de creación expresiva no tiene límites previstos.

Por supuesto, las fuentes de inspiración o emanación de un texto creativo de tal clase, son las experiencias vividas, miradas o escuchadas y recordadas, las texturas, sabores o aromas sentidos, los ideas o descripciones leídas, en cualquier clase de texto. Y, luego, puede llegar a ser transformado por su autor en otro texto mayor y distinto, de otro estilo, género o propósito, en tanto que puede contener la simiente de otro proyecto expresivo. O bien, por la cualidad intertextual de todos los textos, pudiera aparecer en otros, como una referencia o una cita.

Cuando se lee un texto creativo, éste no debe ser enjuiciado del mismo modo y con las mismas técnicas que se utilizan al juzgar y criticar otros tipos de texto. Dado su carácter perentorio, relativamente espontáneo, y que un texto creativo está hecho para gozar de él como de una experiencia estética, o para liberar a su autor de la necesidad de una manifestación expresiva y emotiva, lo que se debe apreciar en él son valores concordantes con tales designios y explosiones. La reacción del lector, en cierto modo es un asunto de gusto. Y aunque se puede aprender alguna lección, ejemplo o pensamiento intertextual de un texto así, enseñar o transmitir conocimientos o valores no es su finalidad. También, un texto creativo puede ser ocupado o utlizado por su autor y por otros autores o lectores, para algo más, para hacer otra cosa que requiera un fragmento así.

Si se quiere elaborar un texto creativo, primero se necesita de voluntad creadora, de un estado de ánimo particular, y de un detonante. Si bien, recuerdos o conocimientos previos pueden servir como detonantes, el autor puede ejercitarse a partir de una palabra o frase, encontrada, escuchada, recibida, que le sirve de guía o de punto de partida, o de la percepción u observación de un evento, acto o cosa cualquiera, y desde ahí elaborar su texto, con su propia voz y tono.

Ficción
Obras de ficción puede ser historias narradas, de distinta extensión, que adoptan la forma de un cuento, una novela y otros relatos. Pero, también, en cierta manera, ampliando la categoría, de ficción son también los dramas y obras dialogadas, los poemas y epopeyas, las crónicas y gestas, los cantares y cartas de relación, sólo por mencionar algunas de las denominaciones de géneros literarios, siempre y cuando tengan el carácter de ser ficcionales. La condición general es que los hechos y eventos que se narran sean ficticios, aunque hayan sido inspirados por cosas reales o se basen en algunos acontecimientos reales que suceden o sucedieron, es decir, no ficiticias.

Los tres elementos básicos de una obra de ficción son el narrador, los personajes y los eventos que ocurren en la historia que se cuenta. El narrador, quien es el autor mismo, puede narrar en tercera persona como si supiera todo lo que ha pasado, lo que pasará y lo que ocurre en la mente de los personajes; o puede hablar en primera persona, fingiendo ser el protagonista, o al menos un observador y agente importante en los hechos que se narran. El protagonista, es el personaje al que le ocurren los hechos más relevantes en toda la historia, sin que ello signifique que a los otros personajes importantes no les sucedan cosas también interesantes. Del protagonista, también, sus emociones, sentimientos y cavilaciones son mostrados casi siempre con mucho pormenor; así como aquellos detalles de su pasado que ilustran o explican el porqué de ciertos actos, actitudes y señales del tiempo presente en la novela. Es así como la vida y los hechos del protagonista (o los protagonistas, cuando son varios actuando juntos) se constituye como el camino esencial alrededor del cual giran no solo los acontecimientos, sino también todos los demás personajes. La personalidad del protagonista adquiere rasgos bondadosos o malvados, torpes o sagaces, bellos o feos, según las intenciones y objetivos del narrador. Por ello, hay protagonistas (al igual que personajes) que nos agradan o con quien nos sentimos identificados de alguna forma, y otros que no.

La fortuna del protagonista está sujeta al juicio y voluntad de su autor. Así, aquel puede pasar de pobre a rico, al encontrarse un tesoro, tener éxito en un negocio o recibir una herencia algo misteriosa. Y también, puede ocurrirle lo contrario, que debido a una mala decisión, o por llegar a ser víctima de un despojo, o como resultado de una guerra o un conflicto cualquiera, el protagonista y sus próximos caen en la pobreza casi de manera repentina. Cambios de oposición y constraste semejantes se ofrecen cuando ocurre algún cambio de jerarquía o de estrato social en el personaje. Otra manera de presentar la transformación en el destino de los personajes principales es describir el paso de una etapa etárea a otra; ya sea desde la infancia a la adolescencia y juventud, mostrando las lecciones del crecimiento; o desenvolviendo la vida del personaje desde un momento crucial de su juventud hasta llegar a la consolidación en la edad madura; o también, contrastando las circunstancias de su juventud con la situación presente del personaje maduro o ya viejo. Otras dos posibilidades, muy apropiadas para las novelas de aventuras y fantasía, como para ciertos dramas complejos y psicológicos, son la trama centrada en la búsqueda y encuentro de algo, un elemento, lugar, objeto o persona que son claves para el protagonista y el desenlace de la historia; y también, la intriga que se basa en los cálculos y estratagemas para hallar la solución a un problema de cualquier índole. Estas últimas dos se pueden combinar muy bien.

El tercer elemento básico es la historia que se cuenta, nos cuentan o contamos por medio de cualquiera de los géneros y técnicas narrativas que existen y han existido. Tal historia siempre tiene un comienzo. El comienzo debe ser algo llamativo y gustoso que invite a continuar la lectura después de las primeras frases o el primer párrafo. Un recurso literario común consiste en hacer una presentación del personaje principal, de su oponente, o de otro que será clave para el desenvolvimiento de un ardid o lance que narrará en el momento preciso. También se puede iniciar con la descripción de un acontecimiento o de un hallazgo que apunta hacia aventuras y destinos misteriosos. Así, se puede comenzar con la enumeración sucinta de los acontecimientos que han ocurrido y conformado la situación presente, es decir, en la que la obra de ficción principia. En otros casos, en tal narración inicial puede tratarse del entorno histórico en el que la ficción novelesca se desarrollará, en el cual los personajes vivirán, tal como si hubiesen vivido en tal época y lugar reales. Las que he mencionado no son las únicas posibilidades, sin duda, y sólo la creatividad y el talento del escritor determinarán cuál es la más apropiada para cada narración específica.

La narración, dado que no puede continuar infinitamente, siempre llega a un final.Tal final tiene que dejar en el lector cierta sensación de plenitud con respecto a la novela que se está leyendo; o, en cambio, de expectativa por el aparecimiento de otra historia del mismo autor. Lo que no se debe hacer, es escribir un final que provoque confusión e insatisfacción en el lector. Eso es algo que es frecuente ver en ciertas películas.

Pero no siempre la novela tiene un fin concluyente que anude todos los cabos sueltos, aclare todos los enigmas y explique todas las circunstancias oscuras o semi ocultas; es decir, que algunos novelistas parecen cortar abruptamente la historia en un instante cualquiera, dejando sin explicar el destino de o la resolución de un cierto conflicto que se había manifestado en el decurso de la novela, o sobre el cual había versado el núcleo de la misma.

...