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Breve manual de pensamiento crítico

noviembre 23, 2010

Sobre apoyar y rechazar a ciertos autores 4

Sobre apoyar y rechazar a ciertos autores 4
Por Francisco Martínez Alas. (2010)

2 Los autores, los lectores y el impacto de la reputación (continuación)

Autores nuevos, novísimos y novatos
No es lo mismo tratar acerca de autores ya conocidos, publicados, citados y referenciados en múltiples sitios; o comenzar la lectura y análisis de una obra cuyo lugar en la ciencia y la cultura ya ha sido asegurado (y a veces resulta casi indiscutible e inevitable); a enfrentarse a una obra que no solo es nueva para un lector cualquiera sino también entre las publicaciones de una disciplina o sobre un tema en particular.

Voy a usar aquí la terminología de autores nuevos, novísimos y novatos, para exponer e ilustrar tres situaciones distintas. En primer lugar, voy a referirme a los autores nuevos como aquellos que publican nuevas obras, tales como libros, artículos y documentos, en los medios usuales. Es decir, que publican por medio de compañías editoriales, en periódicos (impresos o en línea), y en revistas y journals, por lo que su promoción y comercialización en el mercado editorial y en el ámbito académico y científico está ya delineado y afianzado. Además, tales obras tienen la calidad y profundidad esperada y requerida conforme a los estándares de la entidad que los publica. Y, por otra parte, aunque sean obras nuevas, poseen contenidos usuales, y desarrollados de maneras similares a lo que ya existe en un determinado campo, y sus virtudes están dentro del rango promedio en obras semejantes, por lo que satisfacen eficazmente necesidades varias de información, formación y conocimiento.

Enseguida están los autores quienes, usando los mismos canales y medios que los anteriores, se merecen el epíteto de novísimos, porque representan alguna novedad diferente de lo acostumbrado, presentan una nueva interpretación acerca de un problema, exhiben un hallazgo propio sobre un asunto, o formulan una teoría que pretende explicar lo que antes se mostraba confuso, indefinido o dudoso, entre otras innovaciones importantes. Es posible que tales autores lleguen a constituirse en paradigmas, en figuras inevitablemente citables, o en personajes, frases o conceptos que siempre se evocan cuando se está hablando de un cierto tópico o se está tratando de resolver determinada dificultad.

Por último, llamaré autores novatos a aquellos que escriben y publican, pero no lo hacen bien, independientemente de la fama y la posición en el mercado que alcancen. Porque, no basta que un texto esté bien redactado y que aparezca en el mercado como impreso o como publicación digital en la red para que sea considerado como obra de buena y docta calidad. Porque la mala calidad de una obra se nota primero en su aspecto externo, y luego, se descubre en su examinación y lectura. Así, a lo primero que nos enfrentamos ante un texto es su apariencia general: su tamaño, las portadas, el tipo y dimensión de la letra, y otros aspectos físicos. En algunos casos, una baja calidad impresa o de presentación gráfica puede provocar una reacción negativa anticipada ante el texto, y peor aun cuando la redacción de todo el texto es deficiente, con lo que luego la sospecha inicial se ve confirmada por la pobre expresión y exposición de las ideas y datos que hizo el autor, como sucede con las obras de redactores novatos e investigadores inexpertos. No está de más decir, que los escritores novatos si se esfuerzan en mejorar sus competencias y capacidades, y en aprender a usar herramientas de razonamiento e investigación pueden llegar a convertirse en grandes autores y escribir obras de gran calidad y profundidad.

Autores que conocemos personalmente
Un autor tiene tantas facetas como cualquier otra persona, pero una de sus facetas es especial, es la que lo convierte en un escritor, y por medio de ella canaliza sus impresiones y críticas acerca del mundo que lo rodea, y parte de ese mundo, son las personas que lo circundan como sus próximos, es decir, familiares, amigos y colegas. Durante la relación con ellos, el autor puede compartir sus ideas, proyectos y sus textos en ciernes. En algunos círculos, de autores profesionales y académicos especialmente, los próximos colaboran con el autor comunicando sus opiniones, haciendo sugerencias, y hasta corrigiendo o invitando a enmendar los datos y las premisas de un escrito que se les ha hecho llegar a sus manos. Algunos autores mantienen correspondencia con otros autores, así como con sus familiares y amigos, y en las cartas y mensajes que envían y reciben, comparten sus ideas y consultan sobre las opiniones de los demás. Tales aportes son muy valiosos para un autor que está escribiendo, porque le permiten descubrir enfoques y ángulos nuevos de los problemas que está tratando de exponer. Por eso, se acostumbra poner alguna nota de agradecimiento a todas aquellas personas que hicieron posible la culminación de una obra y su publicación con sus breves pero influyentes contribuciones.

Además, para un autor –ya sea reconocido o nuevo- las relaciones interpersonales, significan mucho como capital social, y se obtienen muchos beneficios en la conformación de y en la participación activa en redes sociales (y no solo las tan famosas actualmente en internet). Así, por ejemplo, un amigo en el extranjero puede abrirle las puertas a un autor en diversos y específicos círculos (desde literarios hasta políticos) en otro país, o los contactos personales de un autor pueden allanar su camino para ganar presencia en los ámbitos culturales, editoriales y académicos.

Además, para un autor –ya sea reconocido o nuevo- las relaciones interpersonales, significan mucho como capital social, y se obtienen muchos beneficios en la conformación de y en la participación activa en redes sociales (y no solo las tan famosas actualmente en internet). Así, por ejemplo, un amigo en el extranjero puede abrirle las puertas a un autor en diversos y específicos círculos (desde literarios hasta políticos) en otro país, o los contactos personales de un autor pueden allanar su camino para ganar presencia en los ámbitos culturales, editoriales y académicos.

Al ser amigo de un autor, y compartir con él no solo su vida real de ciudadano común, sino también su vida intelectual y creativa, eventualmente llegamos a formar parte de sus referentes teóricos, y a ser objetos de estudio, o ser tomados como casos de ejemplo, y hasta a ser su fuente de inspiración. Porque los escritores acostumbramos incorporar algunos rasgos físicos o de personalidad, acontecimientos de las vidas que llegamos a conocer, y a tomar prestadas las ideas y palabras de nuestros amigos. En ocasiones, el papel anterior se invierte, y aquellos que han sido amigos y cercanos de autores, luego escriben trabajos y memorias sobre ellos, y por ello pueden ofrecer una imagen suya más íntima, y develar detalles insospechados o confirmar intuiciones ya previstas sobre su personalidad, su vida, sus métodos y sus hallazgos. Tales memorias sobre autores constituyen una fuente de consulta importante para los que hacen y escriben estudios y comentarios sobre sus obras.

La intimidad con un autor, modifica la percepción y la valoración de sus obras, textos e ideas. La reacción de alguien, al recibir un texto de un autor que conoce personalmente puede adquirir diversos matices: Desde ignorarlo bienintencionadamente porque se cree que ya se conoce lo suficiente al autor como para no leerlo, hasta condescender demasiado con él y olvidarse de hacer una lectura crítica del texto. Pero, no es eso lo que un autor espera de sus cercanos y camaradas intelectuales. La expectativa de un autor cuando le envía a sus conocidos, colegas y amigos sus manuscritos o textos, es precisamente, recibir de ellos una retroalimentación crítica. Cuando nosotros, en nuestro papel de autores, decidimos compartir con otros, sean nuestros amigos o colegas, nuestros ensayos, proyectos y manuscritos, esperamos recibir de ellos, no un reporte de inspección y censura, sino un comentario inteligente acerca de las ideas, juicios y premisas, estructuras conceptuales, métodos utilizados, categorías construidas, interpretación de los hechos y los datos, fuentes utilizadas, y conclusiones a las que llegamos. Nosotros como autores, hacemos y haríamos esto mismo con los textos que recibimos de nuestros cercanos.

Percusión y repercusión de las ideas
Acá quiero hacer una reflexión sobre la diseminación de las ideas usando la metáfora musical de la percusión. La percusión consiste en golpear o percutir un objeto, en ese caso un instrumento musical de los que se percuten, para producir determinados sonidos o efectos distintos de los que producen los instrumentos de viento o de cuerda, entre otros; en tal caso, la percusión no se hace para destruir o dañar el objeto percutido, sino solo para generar entre los dos objetos que chocan un sonido o serie de sonidos en particular, cuya naturaleza dependerá de la forma que tiene el instrumento y del material de que esté hecho el instrumento a ser golpeado -que a veces puede ser casi monótono-, y del objeto que sirve para golpear. Entonces, hay un objeto destinado a ser golpeado y otro a golpearlo.

Entonces, en cuanto a la percusión de las ideas podemos decir que ciertas ideas o doctrinas percuten o son percutidas en el sentido de que constituyen un objeto percusor que choca o golpea con su influencia y su fuerza monótona sobre objetos percutidos o percutibles, cuyo papel es recibir el impacto y producir la respuesta correspondiente, pero sin más. Como fenómenos de percusión de las ideas en tal sentido se pueden mencionar: a) La utilización de los nombres de los autores como figuras a ser adoradas o denostadas, en base a atribuciones estereotipadas a su imagen y pensamiento; b) la asignación de nombres de categorías y conceptos, de corrientes y movimientos –usados como objetos percutores-, que se usan como etiquetas a ser pegadas o adheridas a casi cualquier cosa, y particularmente a hechos, acontecimientos y circunstancias, como si con tal asignación se le otorgase autoridad al asunto, sin ocuparse de si en realidad existe alguna concordancia entre el nombre usado y vaciado de contenido y contexto, y el evento que resulta etiquetado con el mismo; c) la formación de ciertos “ismos”, de sistemas de creencias, bajo viñetas, banderas o consignas abstraídas de sus fuentes originales y trastocadas, que luego son percutidas sin crítica y se pretende que sean aceptadas sin discusión, modificación, ampliación o puesta en duda, y que solo persiguen la adhesión a las mismas; d) la conversión de algunos principios, conclusiones o puntos importantes del pensamiento de un autor en la explicación única y última posible, o como si aquellos fueren una especie recetas, esquemas o fórmulas con atribución casi mágica, que se pueden aplicar a ciertas situaciones o problemas, para obtener supuestos resultados contundentes, sin valorar otros factores y aspectos; y e) cuando una categoría teórica específica, o un concepto originalmente complejo o aplicable a un caso particular, como un evento histórico u otro acontecimiento memorable, se invierte, pervierte o deviene en una especie de palabra simple que se termina usando sin fundamento.

La repercusión de las ideas, se refiere a un impacto más profundo y complejo de las ideas e idearios de un autor o de una escuela de pensamiento, que si bien comienza con la mención de los autores y la cita de pensamientos y argumentos de las fuentes originales, o con la rememoración constante de aquellos que son reconocidos como precursores o acuñadores de una categoría o explicación, va mucho más allá, porque el repercutir implica un contacto, un reflejo o un eco de lo pensado y ya dicho, pero también un cambio de dirección y ruta para los objetos que se tocan. Cuando las ideas o cuerpos de ideas repercuten en la sociedad, en las ciencias, en otros pensadores, significa que las ideas y obras anteriores contactan con las posteriores, y generan otros idearios o sirven de inspiración para otras obras. Como fenómenos de repercusión de las ideas de un autor, podemos mencionar: a) Cuando se retoma el espíritu, el impulso, la motivación, o la fuerza del ideario de un autor, para generar una corriente de deliberación y crítica, con diversos enfoques y vertientes, que si bien lo ocupan como fuente de inspiración o de partida, desarrollan su propio cauce; b) cuando la imagen del autor, y no precisamente la figura de su efigie en cuanto tal, sino lo que ésta representa, es decir, su valor y sentido comunicante de las ideas y principios de aquel, se convierte en un referente, que se puede colocar en un sitio para dialogar y debatir con él, o para compararlo y confrontarlo con las imágenes y reflejos de otros autores; c) cuando los métodos, procedimientos y herramientas utilizados se retoman, adaptan y actualizan, gracias a sus facultades y potenciales; d) los datos compilados en los estudios e investigaciones son tales y con tanta validez que se pueden usar como punto de partida, de comparación, o como marca de referencia, en otras investigaciones de la misma o de otras disciplinas; y e) cuando ciertos conceptos y categorías, únicos y en cierta forma ejemplares, no solo se recuerdan, se citan y se usan mencionando a su autor, sino que también quienes lo hacen, pueden definirlos con exactitud y al mismo tiempo hacer crítica del mismo, de manera que el concepto original se enriquece con nuevas interpretaciones y aplicaciones.

Por último, se da una repercusión relevante de la obra, las ideas y el pensamiento de un autor, cuando tales generan tendencias positivas o negativas, a favor o en contra, como corrientes de pensamiento que convergen y divergen durante la época de su aparición y a lo largo de las décadas y siglos posteriores. Y en tales corrientes, los aspectos importantes que se deben considerar son los de la atribución y del prestigio (o adhesión) que algunos autores logran u obtienen. Y tal cosa se manifiesta, al menos, de cuatro maneras: a) Un autor obtiene adherentes (o seguidores) cuando se le atribuye alguna virtud, característica o aportación al arte, la ciencia o la sociedad, según se valoren las cualidades estéticas, técnicas, analíticas o explicativas de sus obras, textos y argumentos, en tal caso, se trata de un prestigio positivo; y tales adherentes no sólo le dedicarán comentarios y estudios a un autor, sino también generarán la presencia continua de sus ideas y su imagen –todo ello a veces sostenido solo por factores emotivos o sentimientos dogmáticos-; b) pero, un autor puede también generar posiciones y reacciones contrarias, es decir, un fama mala y negativa, cuando aparecen detractores de sus ideas y propuestas, quienes se encargan de escribir y exponer críticas en las que se hace notar sus falencias y carencias –justificadas o no, ya que acá también puede incidir el sentimiento o la fe-, o se le oponen argumentaciones basadas en otras perspectivas o informaciones; c) también existe un segmento de lectores neutros, es decir, aquellos que leen y ven a los autores, como parte de su formación académica, de sus prácticas de ocio, o de su consumo cultural y mediático, y que se conformarán con disfrutar o completar la lectura del texto, aprender algo del mismo, pero sin ir más allá, ni hacer nada más con ello; y d) por último, está el segmento de los lectores críticos (que no están interesados en ser adherentes, ni detractores), que valoran los elementos y aportaciones sólidos y bien fundamentados de un autor, pero que también señalan, analizan y critican, todos los yerros y puntos débiles que tengan sus argumentaciones y afirmaciones, podría decirse que estiman y calculan en su justa medida el lugar que merece un autor.

Y con relación a estos dos últimos puntos que acabo de mencionar (el del impacto y el del prestigio de un autor y de sus ideas u obras), se debe poner atención a la diferencia sutil que hay entre el impacto y la contribución que un autor puede tener ulteriormente. Ello porque no basta que un autor sea por todos conocido y nombrado, también se requiere que sea citado, aplicado y criticado para garantizar que su contribución a la ciencia y al arte en cualquier campo sea válida y efectiva, así como valuada y merecida. Yo pienso que este aspecto puede verse de dos maneras: a) Por un lado, está el impacto directo, más o menos profundo, que consiste en realizar un descubrimiento, determinar un nuevo enfoque para observar hechos o fenómenos, establecer un método distinto, hacer una invención útil, llevar a cabo una nueva sistematización o interpretación de procesos o contribuciones diversas, imaginar y trazar el modo de ejecutar un cambio, aportar criterios de prospección, y por ende es una contribución mayor al inventario y al cuerpo de la ciencia; y b) por otro está el impacto indirecto de un autor, el cual, aunque es reconocido como fama obtenida (en cierta forma inmerecida, y gracias a sus seguidores) por algunos de sus escritos, apariciones públicas, desatada por su actitud reactiva o por su participación acusatoria, aunque en realidad nada de eso aporta o ha aportado mucho al crecimiento y progreso de las ciencias y las artes, porque no tiene suficiente hondura o carece de exactitud. Sin embargo, merecido o no el lugar que ocupan, profusa o no la calidad y provecho de su ciencia, ciertos autores ganan devotos, que les rinden culto, les levantan altares, y repiten su palabra como formulas rituales o verdades reveladas e infalibles; o, tienen su buen nombre tan bien asentado, que pocos se atreven a criticarlos negativamente y refutarlos con fundamento racional y prueba objetiva –aunque los posean- para no correr el riesgo ser mal juzgados y vistos por la comunidad intelectual o la opinión pública y común.

Solo me resta repetir, en síntesis, lo que ya dije antes sobre la validez y vigencia, ambas cosas se mantendrán, para un autor, sí y solo sí, sus obras y su pensamiento tienen sentido, significado, aplicación, o son una respuesta a algo, y siguen siendo atribuibles a su nombre, su efigie, su memoria, y su contexto, con la confianza, calidad y veracidad que le corresponden y le compete.

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